jueves, 8 de abril de 2010

Adiós San Cristóbal, hola Tapachula

Abandono temporalemente mi San Cristóbal querido, las comunidades indígenas y los zapatistas para venirme a Tapachula. esta ciudad también se encuentra en el estado de Chiapas y es el punto más al sur de todo México, por lo que se ha convertido en el paso oblgado de todos los inmigrantes centroamericanos en su ruta hacia los Estados Unidos.

Conocí la Casa del Migrante por unos amigos, y enseguida me interesó mucho conocer la situación de los migrantes por estas tierras, siendo México un país muy particular por su condición de emisor y receptor de migrantes, además de acoger a los que están de tránsito hacia el norte.

Así que tras contactar con el padre Flor María (encargado de todo esto y un personae del que ya hablaré más adelante) y me vine para acá a pasar los próximos tres o cuatro meses.

Mi labor basicamente consiste en recibir a los migrantes que llegan, inscribrlos, realizarles una entrevista sobre su procedencia, estado de salud, posibles denuncias de cosas que les hayan ocurrido en el camino y orientarles para la posible regularización de su estancia. Además, también colaboro en las demás necesidades de la casa como servir comidas etc...

Cada migrante, salvo contadas excepciones de algunos han solicitado refugio, exiliados etc..., puede quedarse un máximo de tres días en la casa, por lo que en un par de semanas he conocido más centroamericanos de los que posiblemente vaya a conocer en mi vida, ya que cada día en la casa hay más de 30 personas. Predominan los de Honduras (debido al golpe de estado), luego de El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Y rara vez alguno de otras nacionalidades.

El trato con los migrantes es muy gratificante, aunque alguna vez te trastoque por dentro escuchar algunas de las historias que arrastran. Que la realidad supera siempre la ficción en este caso es un hecho. Esta pobre gente no solo ha tenido que abandonar su país por el hambre, la violencia y las pocas esperanzas de futuro, sino que encima les espera un camino lleno de obstáculos.

La policía y el Ejército mexicanos son los primeros en robar. Su función es la de caseta de cobro: si les pueden robar les dejan seguir adelante sin un peso en el bolsillo, y si no les deportan automaticamente. Las maras centroamericanas están apostadas por todo el camino y son responsables de robos, violaciones y asesinatos. Más tarde llegan "los zetas" (crimen organizado) que siguen su pista hacia arriba y realizan secuestros masivos para extorsionar a las familias, los que no tiene dinero suelen aparecer muertos en las cunetas o simplemente no aparecen. Además están los trenes a donde se suben que provocan miles de amputaciones al año cuando los migrantes, exhaustos, se quedan dormidos y se caen del tren. Y superado todo esto queda el paso por el desierto que muchos no alcanzan a superar.

En cuanto a Tapachula es parecido al infierno en ebullición. El termómetro no alcanza nunca los 40 grados pero la humedad es altísima y uno suda con levantar una ceja. De la cantidad de mosquitos, sin comentarios. La ciudad es fea de cojones y aunque pr el centro no haya un ambiente enrarecido aquí se trafica con todo: hombre, mujeres, drogas, armas y todo lo que se pille. A pesar de todo estoy muy contento con el trabajo que estoy haciendo aquí y me voy a quedar un tiempito por esta tierra sin ley.

Para quien esté interesado en conocer un poco más la casa:

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