lunes, 15 de febrero de 2010

Aprender a escuchar, enseñanzas maya-tojolabales


El concepto de escuchar en la lengua de los tojolabales, una de las etnias mayas del estado de Chiapas, que se encuentran en la región que se extiende, más o menos, desde Comitán y Altamirano hasta la frontera de Guatemala, es muy diferente del que tenemos en las sociedades occidentales.


Los tojolabales tienen una concepción muy particular de las lenguas porque las entienden compuestas de dos elementos, el escuchar y el hablar. Son de igual importancia los dos. Si no se habla, no se esucha ninguna palabra, y si no se esucha se habla al aire. Por ejemplo, en lugar de decir yo te dije, en su idioma la expresión correspondiente se traduce como yo dije, tu escuchaste. Los tojolabales, al igual que otras lenguas mayas, tiene otra concepción de la comunicación, por eso tiene dos palabras para lengua, una para la que se habla (k´umal), y otra para la que se esucha (´ab´al).


En español, en cambio pensamos en el hablar y no en el escuchar cuando nos referimos a la lengua, y tenemos una buena razón para hacerlo, porque la lengua hace referencia al órgano con el cual articulamos el habla.


El estudio de la cosmovisión de los tojolabales se pregunta ¿Por qué tenemos dos orejas y una sola boca? ¿no es para escuchar mejor y hablar menos? Somos pues muy habladores y poco escuchadores. Por eso se aprende a hablar en publico, la retórica del discurso, saber cómo manipular a los demás.


La filosofía de los tojolabales nos enseña a escuchar mejor y a darnos cuenta tanto de la ausencia, como del reducido y mal uso que se hace de escuchar. El acto de escuchar es un tema olvidado en la educación a todos los niveles.


Ellos escuchan todo, no solo las palabras de otra persona, escuchan al cielo, a las plantas, a la naturaleza...pero para eso tienes que aprender a escuchar.


Así vemos algunos ejemplos en su leguaje como la inexistencia de ciertos términos como enemigo. Al escuchar nos acercamos al otro y es posible entendernos, ponernos en su lugar, ver las cosas desde su punto de vista. Si sabemos escuchar y acercarnos a nuestros enemigos, éstos ya no son enemigos nuestros. Pero es difícil ponerlo en práctica, porque requiere que nos igualemos con el enmigo. Nos acercamos al otro para escucharlo y así nos entendemos. Es decir, escuchar es la puerta al diálogo que, a su vez, es fundamental para la convivencia.


Este es sólo un ejemplo de las muchísimas cosas que se pueden aprender de la conceción del mundo y de la vida que tienen los indígenas acá y en seguramente del resto del mundo.

1 comentario:

  1. Ni tengo palabras ni se donde decirlas, simplemente te oigo y te mando un estrangulador de esos mios.

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