martes, 22 de diciembre de 2009

Caracol III, La Garrucha, Caracol de resitencia hacia un nuevo amanecer



Vivir durante dos semanas en uno de los cinco caracoles zapatistas es una experiencia increìble. Sentir que estàs en uno de los lugares històricos del zapatismo. Desde aquì, en el mes de junio del año 2005 se lanzarìa la Sexta Declaraciòn de la Selva Lacandona, como una nueva iniciativa social donde explicaban còmo y cuales habìan sido los pasos que habìan seguido en su lucha por la autonomìa, es decir, tratar de contextualizar su discurso polìtico, explicando el porquè de sus propuestas sociales.

Ademàs, a partir de la sexta, se formò La Otra Campaña, nombre con el que se conoce a una iniciativa polìtica, independiente y partidaria de la participaciòn popular impulsada por el EZLN y el movimiento zapatista. Desde el punto de vista del EZLN, La Otra Campaña pretende escuchar al pueblo mexicano y a otros pueblos del muno, a los que estàn organizados y a los que no lo estàn, a todos aquellos que desde abajo y a la izquierda busquen cambiar el actual estado de la sociedad, siempre regidos por ciertos principios como son el anticapitalismo, la horizontalidad, la equidad... y otros màs que el propio movimiento va definiendo en su caminar.
Por una parte sientes que en cierta medida estàs formando parte de algo. De un proyecto y una propuesta alternativa que crees muy vàlida para Mèxico, y que puede ser un ejemplo para otros pueblos del mundo. Para todos en realidad. Sin embargo vivir en un caracol es complicado.

Allà apenas hay gente que viva permanentemente. Sus formas de autogobierno hacen que las Juntas cambien cada diez dìas sus miembros, para que todo el mundo pase por la toma de decisiones, para que no existan polìticos profesionales que se dediquen ùnicamente a eso. Y claro, esto ralentiza la toma de decisiones y hace imposible establecer un contacto màs profundo con la gente, al contrario que en las comunidades.

Las personas que no pertenecen a la Junta y que tambièn estàn en el caracol, son representantes de todas las comunidades que dependen de dicho caracol que realizan trabajos comunitarios y que cambian por otros miembros de su comunidad cada tres dias aproximadamente, con lo cual es todavìa màs difìcil establecer un contacto algo màs cercano.

Al final, las relaciones dentro del caracol se limitan a la familia que gestiona la cafeterìa y a los cooperantes que viven allà, promotores de salud, el mèdico (un crack el murcianico) y poco màs. Eso ha sido un poco decepcionante para mi. Esperaba poder charlar con la Junta para preguntarles sobre toma de decisiones, experiencias pasadas, la sexta etc... pero resultaron ser bastante hermèticos. Igual es qe estaba mal acostumbrado por la gente de Cruztòn.

Por lo demàs han sido unos dìas muy intensos de trabajo duro como peòn. Levantarte, comer, currar, currar y currar. Terminamos rotos pero conseguimos hacer la caseta en el tiempo estimado que era lo que queriamos.


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